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Mostrando entradas de enero, 2017

Cuando lo perdemos todo

Aportacion de: Ben Ayala ~ ~ ~ ~ ~  " Servimos a un Dios que nos ama  más a nosotros que lo que hacemos !" Sí , es verdad que el Señor quiere que trabajemos para dar de comer a nuestra familia y que cuidemos responsablemente del mundo que Él creó.  También espera que sirvamos a las personas débiles, hambrientas, desnudas, sedientas y quebrantadas que nos rodean, y que nos mantengamos alertas ante aquellos que aún no han respondido al llamado del Espíritu Santo a sus vidas. Pero, aun así, servimos a un Dios que nos ama más a nosotros que lo que hacemos. Nunca debemos olvidar esto, porque tal vez llegue un momento en que nuestra capacidad para «hacer para Dios» se termine por problemas de salud, fracasos o tragedias imprevistas .  En esas ocasiones, el Señor quiere que recordemos que no nos ama por lo que hacemos para Él, sino por lo que somos: ¡sus hijos!  Una vez que le pedimos a Cristo que nos salve, nada —ni «tribulación, o angustia, o pers

Dios nos utiliza, aunque nuestra tarea parezca insignificante.

La Biblia relata historias que nos hacen detener a pensar.  Por ejemplo, cuando Moisés guiaba al pueblo de Dios a la tierra prometida y los amalecitas lo atacaron,  ¿cómo supo que debía ir a la cima del monte  y mantener en alto la vara de Dios?  ( Éxodo 17:8-15 ).  No lo sabemos, pero sí se nos dice que, cuando Moisés levantaba la mano , los israelitas ganaban , y que, cuando la bajaba , vencían los amalecitas .  Entonces, al cansarse Moisés , su hermano Aarón y otro hombre llamado Hur l e sostenían los brazos para que los israelitas pudieran triunfar. No se dice mucho sobre Hur, pero jugó un papel crucial en ese momento de la historia de Israel.  Esto nos recuerda a los héroes inéditos; aquellos que sostienen y alientan a los líderes, y que suelen pasar inadvertidos.  * * * Tal vez los libros de historia mencionen a los líderes y los medios sociales los elogien, pero el Señor no ignora a aquellos que sirven en silencio y fielmente de otras maneras. 

Señor .... nos aferremos a tu promesa !

Un antiguo colega y amigo, actualmente es asesor financiero, describe así la realidad de las inversiones de dinero:   «Espera lo mejor y prepárate para lo peor». En casi todas las decisiones de la vida, queda la incertidumbre respecto a los resultados. Sin embargo, hay un camino que podemos seguir, al final del cual y sin importar lo que suceda, el esfuerzo no será en vano. El apóstol Pablo pasó un año con los creyentes de Corinto, una ciudad conocida por su corrupción moral. Cuando se marchó, les mandó una carta donde los exhortaba a no desanimarse ni sentir que su testimonio para Cristo carecía de valor. Les aseguró que el Señor volvería un día y que aun la muerte sería conquistada ( 1 Corintios 15:52-55 ). Permanecer fieles al Señor quizá sea difícil, desalentador e, incluso, peligroso, pero nunca carece de propósito ni implica tiempo o esfuerzo malgastados. Cuando caminamos con el Señor y damos testimonio de su presencia y poder, ¡nuestra vida no es en vano! Podemos e

Recordemos el propósito de Dios en las dificultades.

Aportacion de: Ben Ayala ~ * ~ Imagina un mundo sin viento. Lagos calmos; hojas caídas que no vuelan. ¿Esperaría alguien que un árbol cayera de repente? Sin embargo, esto fue lo que sucedió en un gran domo de vidrio construido en un desierto. Los árboles dentro de esa burbuja sin viento, llamada Bioesfera 2, crecían más rápido de lo normal, hasta que, repentinamente, colapsaban por su propio peso. Los investigadores explicaron la razón: esos árboles necesitaban la presión del viento para crecer fuertes. * * * Jesús permitió que sus discípulos enfrentaran vientos fuertes para que su fe se fortaleciera ( Marcos 4:36-41 ).  Mientras cruzaban aguas conocidas, una tormenta repentina fue demasiado aun para estos pescadores experimentados.  El viento y las olas agitaban la barca, mientras Jesús, exhausto, dormía en la popa. Aterrorizados, lo despertaron.  ¿No le importaba a su Maestro que murieran?  Entonces, Jesús ordenó al viento y las olas que se aquietaran, y

Donde las cargas cambian de hombro.

Aportacion de: Ben Ayala ~ ~ ~ Un hombre que conducía su camioneta por un camino rural vio a una mujer que llevaba una carga pesada, así que se detuvo y ofreció llevarla. La mujer le dio las gracias y subió a la parte de atrás. Al rato, el hombre notó algo extraño: ¡la mujer seguía cargando el peso aunque estaba sentada en el vehículo! Asombrado, le rogó: «Señora, por favor, deje la carga y descanse. Mi camioneta puede llevarla a usted y sus cosas» . * * * * ¿Qué hacemos nosotros con las cargas de temor, preocupación y ansiedad que solemos acarrear al enfrentar los desafíos de la vida?  En vez de descansar en el Señor, a veces, nos comportamos como esa mujer.  Jesús declaró: «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar» ( Mateo 11:28 ); sin embargo, me he encontrado llevando cargas que debería dejarle a Él . La oración es el medio para entregarle al Señor nuestras cargas.  El apóstol Pedro aconseja: «echando toda vuestra